sábado, 18 de septiembre de 2010

Función social (sic) del consumo

El consumo es una función central de las sociedades y de sus sistemas económicos. La historia de los seres humanos puede interpretarse como la sucesión de los esfuerzos realizados para ampliar el volumen de bienes y servicios disponibles y de las pugnas y luchas habidas para apropiarse de esos productos. El número de individuos de una sociedad que accede a los bienes producidos por ella es uno de los modos de legitimación de esa sociedad, a la vez que el volumen de productos de consumo recibidos por los individuos de una sociedad determina el éxito de ésta. En las sociedades modernas, el consumo es un componente crucial para la permanencia de los sistemas económicos. Desde Keynes se ha generalizado el conocimiento de la importancia del consumo para la recurrencia del ciclo de producción y la acumulación económica, de manera que mantener el ciclo creciente del gasto en consumo es una condición indispensable para la reproducción del ciclo económico. Al cabo, como señalara este autor: "toda la producción tiene como fin último satisfacer a los consumidores".
Para los individuos el consumo es el sentido final de su actividad, pues de él depende la posibilidad de cumplir el proyecto vital de cada individuo. Esta verdad elemental no se limita a considerar el consumo como la satisfacción de las necesidades básicas para mantener la vida, sino que se refiere a algo más amplio, del mismo modo que el proyecto vital de los individuos es algo mucho más amplio que la mera subsistencia, se trata también de “qué hacer en la vida”. El cumplimiento del proyecto vital de los individuos tiene una restricción básica que es el tiempo de vida de cada uno de ellos. Plazo de tiempo que, a su vez, tambié n es influido por el consumo realizado por los individuos, que puede mejorar tanto sus condiciones de vida como, consecuentemente, su tiempo de vida. A este respecto debe tenerse en cuenta que el consumo realizado directamente por cada individuo, incluye también el consumo de bienes públicos y que el bienestar alcanzado por un individuo en un momento dado está condicionado tanto por su consumo anterior, como por el consumo realizado por sus antecesores. La gran expansión del consumo habida en las últimas décadas en los países más desarrollados, ha dado lugar a la aparición del “consumo de masas” y consecuentemente a la generalización, aunque sólo en estos países, de la llamada “cultura del consumo”.

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