El agónico fin de la historiografía que construyó el mito de la Transición...
Ha estado en la primera línea del periodismo español desde antes de la muerte de Franco. Experta en la Transición, afirma que los partidos ahora "ejercen una resistencia pasiva" frente a la sociedad.
Adjunta al director del diario El Mundo, es una de las pocas periodistas de este país que puede presumir de conocer toda la historia de nuestra democracia. Se ha ganado el respeto de izquierda y derecha por su independencia y moderación. Rehúye tanto de los gritos como de las medias tintas. Por eso no esconde un severo juicio contra cierta parte de la clase política: "viven protegidos por los fondos públicos".
ASÍ NACIERON LOS POLÍTICOS PROFESIONALES
ASÍ NACIERON LOS POLÍTICOS PROFESIONALES
La gente dice: “nuestros políticos son peores que los de la Transición”. Usted que la vivió muy de cerca, ¿es eso cierto?
El descontento está fundamentado. La gente sabe que, en medio de una crisis terrible, hay ciertos españoles que viven protegidos por los fondos públicos y por redes de clientelismo político tejidas a todos los niveles, en todas las organizaciones y en todos los poderes: empresas, asesorías, instituciones... ahí se han refugiado muchos colegas del partido de turno.
¿Y no ocurría lo mismo en la Transición?
Entonces la clase política aún no estaba asentada. La mayoría de los políticos ya tenían una profesión. Se metieron en política por vocación. En todos ellos dominaba claramente el interés general, no el interés de los partidos, como sucede ahora. De ahí que se demande una regeneración -y una ventilación- de las estructuras políticas españolas.
Se dice que debemos recortar el tamaño del Estado. Pero la izquierda en bloque (partidos, sindicatos, movimientos sociales...) siente alergia ante la palabra “recorte”.
La izquierda comete el error de sacralizar el sector público. Considera que lo público es garantía de buen funcionamiento y de transparencia, lo cual es completamente falso. El sector público debe existir para garantizar determinados servicios sociales, por supuesto, pero no es garantía de honestidad o eficacia. Lo hemos comprobado repetidas veces a lo largo de los años. Ahora bien: tanto izquierda como derecha abominan de recortar SU propia estructura. No quieren suprimir esos cargos en donde han colocado a gente del partido. Evitan por todos los medios que los que ellos consideran “los nuestros” se queden sin trabajo. La sociedad sabe distinguir unos recortes de otros.
¿Cuándo los partidos dejaron de ser una expresión de libertad para convertirse en una muestra del déficit democrático?
No hubo un momento concreto, ha ido sucediendo poco a poco. La UCD y Alianza Popular, al ser partidos formados por profesionales, tenían sus propios medios de vida. Tras la gran estabilidad que siguió a la mayoría absoluta del PSOE, muchos ciudadanos comenzaron a ingresar en los partidos para hacer de ellos su modo de vida. Gracias a las subvenciones del Estado, al ejercicio del poder y al dominio de las cuentas públicas a todos los niveles, los partidos se convirtieron en generadores de puestos de trabajo. Podían asegurar la vida de muchas personas, al punto que hoy abundan los políticos que no pueden ganarse el sustento fuera de sus respectivos partidos. Son los llamados “profesionales de la política”.
GRACIAS A FRAGA, NO HAY EXTREMA DERECHA EN ESPAÑA
GRACIAS A FRAGA, NO HAY EXTREMA DERECHA EN ESPAÑA
¿Son capaces de regenerarse los partidos desde dentro? Desazona ver que ni siquiera sus secciones juveniles lo intentan...
Los partidos tienen capacidad para regenerarse, pero no el valor para hacerlo. Sería como cortarse un brazo. A efectos prácticos, no pueden. Es más, ante las demandas de cambio que les exige la sociedad, prefieren ejercer una resistencia pasiva.
Las juventudes que mencionas representan un ejemplo perfecto. Son cualquier cosa menos una organización rompedora. No tienen voz propia, no son críticos, están sometidos a la disciplina... deberían llamarse “senectudes políticas” en lugar de juventudes.
Entre izquierdas y derechas, ¿quién se ha escorado más hacia los extremos?
En el caso del PP y PSOE, no se puede decir que haya extremos. No son partidos radicalizados. IU podría ser la extrema izquierda del PSOE, pero el PP no tiene a nadie a su derecha.
¿Y eso por qué?
Porque Fraga consiguió aglutinar en su partido a la derecha franquista, la mayoría de cuyos miembros ya han muerto o están retirados. Hoy no existe extrema derecha en el panorama electoral español. El franquismo se encargó de desacreditar el concepto “derecha”. Y no sólo ése, también otro como la bandera de España. Entre los símbolos de la izquierda, no se encuentra la bandera de España.
Han pasado casi cuarenta años y parece que ya hay gente que empieza a proclamarse “de derechas”. Pero hasta ahora no lo reconocían y usaban otros términos: decían que eran “de centro”, o “liberales”.
¿Por qué tras las muerte de Franco el PCE no ganó tanta confianza del electorado como el PSOE?
Porque los socialistas consiguieron aunar los sentimientos de la izquierda con la moderación que imponían los tiempos, la cual empujaba a la gente a votar a partidos de centro.
¿Conseguirá ahora IU atraer al electorado descontento del PSOE?
Es posible, pero será de una manera circunstancial. Habrá que esperar a las elecciones para ver si pueden convertirse en una alternativa al PSOE. Yo creo que no.
"EL FRANQUISMO FUE UNA DICTADURA SUAVE AL FINAL"
"EL FRANQUISMO FUE UNA DICTADURA SUAVE AL FINAL"
¿Tenemos la imagen correcta del franquismo?
Debe pasar un poco más de tiempo para examinarlo con distancia y más objetividad. Todavía viven quienes lo han sufrido... y disfrutado.
El franquismo no ha sido tan estudiado tanto como la guerra civil. Al principio fue una dictadura militar durísima, después se convirtió en un régimen autoritario y terminó como una dictadura suave. Los fusilamientos de 1975 sólo consiguieron acelerar su agonía. Pero ya entonces la sociedad española estaba muy cerca de los parámetros occidentales.
La cólera que los españoles sienten ahora por la crisis ¿es comparable a la que se vivió tras el 23F o tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco?
No, aquellas dos fueron muy intensas y muy precisas. En una se manifestó el valor y la decencia frente a unos militares que quisieron arrebatarnos la libertad y en otra estalló toda nuestra ira frente al terrorismo. En comparación con estas dos, la indignación que se siente ahora es más superficial porque es un rechazo a la situación económica, a su coste social y a la gestión que está realizando el Gobierno.
¿ETA ha muerto o simplemente se ha transformado?
ETA no ha muerto. Mientras no se disuelva públicamente estará viva. Lo demás son pamplinas. No tengo duda. ETA está viva.
¿Hay algún secreto de la Transición o del 23 F que no se haya contado?
De la Transición no. El 23F quizá necesite un par de vueltas más, pero se han aproximado bastente.
¿Hay algún miedo de que se investigue el 23F?
Yo creo que ya no afectaría a la democracia. Ha pasado mucho tiempo.
Durante la Transición los españoles quisieron evitar una nueva guerra civil. ¿Cree posible un estallido bélico en España por la secesión de Cataluña?
Me parece muy improbable ambas cosas: secesión y guerra. Ni España ni Europa están por una ruptura de la cuarta economía de la UE. Eso no es posible.
"A LOS PERIODISTAS NO SE LES ENSEÑA A TENER CRITERIO NI ESPÍRITU CRÍTICO"
"A LOS PERIODISTAS NO SE LES ENSEÑA A TENER CRITERIO NI ESPÍRITU CRÍTICO"
Una última pregunta. Nuestra profesión de periodistas vive un cataclismo: empresas quebradas, despidos, una imagen mejorable... ¿saldremos de esta?
Coincido en que el panorama es descorazonador. La crisis está poniendo en la picota los medios. El oficio se ha devaluado. Hay tantos periodistas que muchos se han convertido en mendicantes de trabajo. Y cuando lo tienen, viven como vasallos. No se les enseña a tener criterio ni espíritu crítico. Sinceramente, no sé cómo saldremos de esta, pero es bastante claro que los ciudadanos siguen necesitando información.
Pero información hay, quizá más que nunca...
No me refiero a información volcada, como un camión de arena, sino a la información procesada, valorada, jerarquizada, firmada, con referentes de calidad... es decir, interpretada. Tener mucha información no significa estar mejor informado. A veces es incluso peor. El periodismo debe cumplir su viejo papel de intermediario entre sociedad y los poderes, entre la sociedad y los hechos.