sábado, 15 de junio de 2013

Tejero: "Lo que yo quisiera es que alguien me explicara lo del 23-F, porque yo no lo entiendo"

Los 15 libros fundamentales para conocer el golpe de Estado del 23-F (eleconomista.es 14/04/2009)

A Sabino Fernández Campo le gusta afirmar que ha leído todo lo que se ha publicado sobre el golpe pero sigue sin saber qué es lo que, realmente, pasó. "Es un rompecabezas al que faltan muchas piezas y donde hay extremos sin aclarar", suele decir.

"¡Al suelo, coño!". La orden del teniente coronel Antonio Tejero al irrumpir en el Congreso de los Diputados, pistola en mano al frente de un grupo de guardias civiles, todavía sigue siendo una frase llena de conjeturas.

El historiador Alfonso Pinilla sostiene que "el 23-F no fue sólo un golpe franquista. Su espoleta sí, su puesta en escena sí, su chivo expiatorio con tricornio y pistola en mano sí. Pero el golpe es mucho más que un puro y simple pataleo de los nostálgicos". Eso es, la conspiración fue más compleja de lo que se admite.

Al golpe de Estado en las audiencias -la miniserie 23-F: El día más difícil del Rey con Lluis Homar haciendo de Don Juan Carlos?, le sigue ahora otro en formato libro. Sí, Javier Cercas y su Anatomía de un instante (Mondadori) promete encabezar listas de ventas. ¿Pero qué cuenta?

Posiblemente, nadie como Cercas para que, al menos, alguien nos lo cuente con rigor, despacito y buena letra. Es la crónica pulcra y atractiva de un capítulo negro en la reciente historia de España. Pero seguiremos sin enterarnos. O no. El propio Tejero se lo dijo al fiscal durante el juicio: "Lo que yo quisiera es que alguien me explicara lo del 23-F, porque yo no lo entiendo". Pues a eso vamos.

La memoria de testigos
El novelista Javier Cercas (Ibahernando, 1962) ha expoliado la memoria de testigos y leído durante años sobre el 23-F. Su narración atesora el valor de ser la visión de un escritor que ha querido contar su propia crónica, la de su generación. La que en ese momento era quinto en los cuarteles.

Nadie lo había contado así, pero el rastro de la lectura de Cercas no apunta nada nuevo, acaso más allá que al negarle la mayor a Adolfo Suárez, en cierto modo, se abonaba el campo para la asonada. Suárez, Carrillo y Gutiérrez Mellados manteniendo en pie su dignidad frente a un Tejero que gritaba. Al suelo, coño, todos menos ellos tres. Y Cercas se para, se detiene para contarnos el golpe a partir de ese instante.

Nada de lo que ya no se haya contado, en cualquier caso. En el centenar, casi, de libros, incluyendo ensayos, reportajes, crónicas, testimonios, memorias y autobiografías, exceptuando novelas, género que aún, ni el propio Cercas de Soldados de Salamina (Tusquets), ha sabido cómo hincarle el diente a un asunto que sigue levantando pasiones. Como tampoco los historiadores profesionales. A la espera, supongo, de papeles que demuestren x o b.

Injurias a la Corona
Ahí está, por ejemplo, el juicio al alcalde de Puerto Real (Cádiz), José Antonio Barroso, por injurias a la Corona. Un asunto el 23-F que, en su complejidad y totalidad, nunca probablemente logremos saber qué pasó, pero tras la lectura de esta bibliografía imprescindible, seguramente, cubramos todos sus flancos.

Diez ángulos para ver el 23-F, o como ya se ha dicho, "una asonada de opereta que se saldaría con un total de 37 balas disparadas en el hemiciclo del Congreso de Diputados". Cinco periodísticos y otros cinco militares. Alguna vez habría, por cierto, que recopilar lo que dicen en sus memorias políticos como Suárez, Calvo-Sotelo, Carrillo, Fernández Ordóñez, Fraga, Gutiérrez Mellado, Herrero de Miñón, Martín Villa...

Los periodistas:
1. 23-F, la verdad (Plaza & Janés, 2006). Francisco Medina hizo un apasionante reconstrucción del Golpe Militar, primando los testimonios de militares que fueron testigos privilegiados. Lo más interesante, en cualquier caso, proviene de voces que guardan su anonimato, como aquel general que afirma que "aún queda por descubrir casi todo lo importante". La idea, según el autor, era que un voto de censura al Gobierno permitiese al Rey encargar el gobierno a Armada, para rectificar la situación. La intervención de Tejero no haría sino precipitar los acontecimientos.

2. 23-F, la historia no contada (Ediciones B, 2006). José Oneto ha ido reeditando y ampliando el volumen que ya dedicó inmediatamente a reconstruir la crónica de aquel "martes helado y brumoso", como afirma Cercas, y que titulo "La noche de Tejero". Pero quedémonos con Oneto veinte años después: "Desde mi perspectiva personal y del conocimiento del golpe de Estado, al que he dedicado tres libros, el último de los cuales alcanzó una venta récord con seis ediciones, no se han puesto sobre la mesa datos nuevos que sirvan para aclarar, sobre todo, el papel fundamental que los servicios secretos del Cesid (Centro Superior de Información para la Defensa), reconvertido ahora en CNI (Centro Nacional de Inteligencia), desempeñaron en el golpe, hasta el punto que fueron los instigadores y los organizadores de algo que se sigue atribuyendo, casi exclusivamente, al teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero".

3. 23-F- El golpe del Cesid (Planeta, 2006). Jesús Palacios mantiene que el golpe de Estado fue una trama urdida por el Cesid en la que también estaban implicados el Ejército y los partidos políticos. Además, el autor que el "Rey Juan Carlos tuvo conocimiento de la operación, aunque no de cuándo y cómo se iba a producir". Cercas admite que su lectura fue decisiva para apartar definitivamente de sus intenciones la idea de escribir una novela.

Dice Palacios: "El golpe de Estado en ningún momento pretendió restaurar el orden preconstitucional, sino que tenía como objetivo final un gobierno de concentración, en el que incluso Felipe González podría haber sido el vicepresidente, que derribase al Ejecutivo de Adolfo Suárez. El general Alfonso Armada sería el encargado de encabezar ese gobierno que debía ser ratificado por el Rey, cuya confianza tenía".

4. El enigma del elefante (Aguilar, 1991), Joaquín Prieto y José Luis Barbería dejaron bien sentado que el general Armada era 'la autoridad militar' que asumiría el Gobierno golpista, o sea, el elefante blanco, o según Tejero, "el elemento que encabeza la manada en el momento del ataque", definición que atribuía al comandante Cortina. Cercas sigue a estos autores a pies juntillas.

Escribían entonces: "El interrogante sobre la identidad del Elefante Blanco ha alimentado morbosamente el pretendido misterio del 23F, hasta erigirse en el símbolo del enigma. Y, sin embargo, es probable que el misterio creado en torno a esa figura, que Antonio Tejero descubrió al juez instructor un mes y medio después del golpe frustrado, haya servido, precisamente, para encubrir la falta de verdadero misterio".

Aunque, los autores dejan claro que, probablemente, la "autoridad militar, por supuesto" anunciada en el congreso por el Capitán Muñecas era el general Luis Torres Rojas, y no es mismísimo "Elefante blanco" como se creía.

5. El elefante blanco: la investigación más completa sobre el 23-F (Ediciones B, 2000), Francisco Mora ya publicó apenas un año después del intento de golpe de Estado "Ni héroes ni bribones: los héroes del 23-F" (Planeta, 1982). Como él numerosos cronistas parlamentarios -aunque no todos estaban en la famosa tribuna de prensa- firmaron títulos con sus crónicas de aquella jornada.

Por ejemplo, 'El golpe: anatomía y claves del asalto al Congreso', de Julio Busquets, Miguel Ángel Aguilar e Ignacio Puche; 'El ejército calla', de Joaquín Aguirre Bellver; 'La noche de los transistores', de Rosa Villacastín y María Beneyto, y 'Todos al suelo: la conspiración y el golpe', de Ricardo Cid Cañaveral.

6. Con la venia... yo indagué el 23-F (Plaza & Janés, 2001), Pilar Urbano fue, entre todos estos, la más madrugadora. Ella aún afirma que tampoco se tiró al suelo. Lo cierto es que no estaría mal que la Urbano reescribiera su libro. A Lluis Amiguet en 'La Vanguardia' le dijo que sólo ha contado el 30 por ciento de lo que sabe.

Y se explaya: "Armada y Tejero se vieron el 21-F. No se habían visto nunca antes... Armada niega el encuentro pero Tejero lo confirma. En el diálogo, que tuvo lugar en penumbra, Armada comunica a Tejero fecha y día del asalto al Congreso. Lo cierto es que Armada se presenta en el Congreso cuarenta y ocho horas después y le dice a Tejero:"Soy el general Armada" ¿Para que se identifica si ya se conocían? Yo creo que el Armada de la primera reunión era un agente del Cesid mandado por Antonio Cortina".

7. El 23-F: Los cabos sueltos (Temas de Hoy, 2001), Diego Carcedo, veinte años después, pasó lista de todos quiénes participaron en el 23-F. Él mantiene que el Rey no aceptó un gobierno de "salvación nacional", aunque "tuvo oportunidad de hacerlo a lo largo de aquel día".

Además, sostiene que "es evidente que fueron juzgados 32 militares, que entre ellos estaban los cabecillas del golpe, pero que desde luego no estaban todos ni muchos menos tenían responsabilidades en la conspiración". Como todos los que se han acercado al tema, se pregunta sobre el silencio de Tejero y el que mantuvo Adolfo Suárez.

Los militares:
8. Apuntes de un condenado por el 23-F (Espasa, 2005). José Ignacio San Martín López, fallecido en junio del 2004, era jefe de Estado Mayor de la División Acorazada Brunete y condenado a diez años de cárcel. Dejó este libro con el encargo de que se publicara póstumamente. Su hijo, teniente coronel en la reserva, fue quien se encargó de ello.

El coronel San Martín confirma, por ejemplo, la tesis de distintos golpes que confluyeron, y que Tejero pudo con todos. Pero duda de que se pueda hablar de 'golpe de Estado'.

Su hijo lo explica: "Decía que cuando se hace un golpe de estado es para cambiar el régimen. Y no se pretendía eso, sino más bien el golpe de timón del que andaba hablando Tarradellas, a través de la operación De Gaulle-Armada, con un gobierno de salvación para resolver los problemas concretos. Pero no una vuelta al franquismo. Y no funcionó porque cuando Armada le presentó la lista de gobierno, Tejero dijo que él no había ido allí para eso: había nombres de socialistas, comunistas...".

9. Diecisiete horas y media, el enigma del 23-F (Taurus, 2001), Javier Fernández López era capitán de ingenieros en 1981. Aquella noche está al frente del grupo de transmisiones y no durmió, temía ser represaliado por sus ideas "aperturistas" si el golpe seguía adelante. Hoy es comandante en la reserva y autor de varios libros sobre el Ejército durante la transición.

Finalmente reconstruyó la noche más célebre en la Carrera de San Jerónimo, contando con "el testimonio de muchos militares y guardias que no se habían atrevido a hablar o que no lo habían hecho para proteger a alguien".

Y cita el juicio: "El teniente Ramos Rueda fue el que intentó derribar a Gutiérrez Mellado y el que le puso una pistola en la espalda al general Aramburu, pero nadie le identificó en el juicio. Imperó la ley del silencio". Y confirma lo que ya se sabía acerca de su fracaso: "La preparación fue chapucera. Y el Rey, desde el primer momento, se puso en contra".

10. Algo más que el 23-F (La Esfera de los Libros, 2004). Javier Calderón Fernández, ex director del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) y Florentino Ruiz Platero, coronel de Artillería que estuvo bajo su mando, afirman que el 23-F sigue siendo "una historia mal contada".

Ellos, por su parte, mantienen la no implicación de los Servicios de Inteligencia en la trama del golpe de Estado que pudo frustrar el camino a la democracia emprendido por la sociedad española. Y confirman, en cambio, la confluencia circunstancial de varias acciones golpistas de muy diferente grado.

11. 23-F: ni Milans ni Tejero (Foca Ediciones, 2001), Juan Alberto Perote, que era oficial de servicio en el CESID aquella noche y estuvo preso en Alcalá de Herares con Tejero condenado por escuchas ilegales realizadas entre 1983 y 1991, contesta. Ni Milans ni Tejero. Entonces, ¿quién? "Cuatro personas inventaron el 23-F: Cortina, San Martín, Milans, Tejero. Pero ni Tejero ni Milans conocían el guión. Tejero era un simple comparsa". Por cierto, que sostiene que Javier Calderón estaba al corriente.

12. 23-F, la pieza que falta (Plaza & Janés, 1998) y 23-F: Las dos caras del golpe (Áltera, 2006). Ricardo Pardo Zancada fue condenado a doce años de prisión por su participación en el golpe. Comandante de Estado Mayor, actuó como enlace con Milans del Bosch, capitán general de Valencia.

Y vuelve a acusar a Armada, que no fue encontrado culpable en el juicio de Campamento, así cómo destaca el papel de Tejero, más fundamental de lo que parecía. Y llega a acusar al Rey de estar al corriente de lo que se planeaba.

13. Al servicio de la Corona (Planeta, 1983). Alfonso Armada escribió, o dictó, sus decepcionantes memorias con extrema rapidez. Decepcionante porque apenas entraron en lo que la gente quería: detalles. En 'Conversaciones con Alfonso Armada', de José Manuel Cuenca (Actas, 2001) se adentra un poco más en la intrahistoria del 23-F, pero todo el mundo, los que le conocían y no tanto, que la verdadera historia se la ha guardado. Seguramente, para siempre.

14. Mi 23-F: historia de un maletín (Imagine Press, 2006), Gil Sánchez-Valiente Portillo y su famoso maletín llegaron hasta la máquina de la verdad. En fin, algunos confían en que aquellos papeles firmados por el Rey -si existieron alguna vez- tendrán las claves del golpe.

Por su parte, el capitán que dio cobertura a Tejero hasta su llegada al Congreso y presunto portador de los mismos desmonta la idea de que hubiese habido un pacto secreto con el gobierno socialista para lograr lo que fuera, aunque afirma que "prácticamente todos los políticos relevantes de aquel entonces sabían que se estaba preparando una crisis cuya salida pondría al general Alfonso Armada en la presidencia del Gobierno".

15. La sombra del Rey (Temas de Hoy, 1995), de Manuel Soriano, y S. F. C. Un hombre de Estado (Planeta, 2000), de Javier Fernández López, se adentran en la biografía del jefe de la Casa del Rey, deteniéndose en el capítulo del golpe de Estado. Es la visión autobiográfica de personajes fundamentales, para bien, o para mal, como en el caso de Los Milans del Bosch (Edhasa, 2005), en el desarrollo del golpe.

Y mucho más. Al bibliografía del 23-F no se detiene, ni aquí ni ahora. Seguirá dando mucho que hablar, no tiene punto final. Habría que nombrar, por ejemplo, las memorias del proceso judicial de José María García Escudero o libros como Las fuerzas del cambio: cuando el Rey dudó. El 23-F y otros ensayos sobre la Transición (Editorial Prensa Ibérica, 1997), de Pedro de Silva, curioso porque el ex presidente del Principado de Asturias no sólo minimiza el papel del Rey, sino que da pie a preguntarnos porque los políticos que se vieron envuelto, de un modo u otro, en aquella noche apenas le han dedicado algún capítulo de sus memorias (de Felipe González y Alfonso Guerra a José María Múgica; o el mismísimo Manuel Fraga).

23-F. El golpe que nunca existió (Foca Ediciones, 2001), de Amadeo Martínez Inglés, nos sirve para resumir otros libros, como los de Ricardo de la Cierva (Claves del 23-F : el elefante blanco, Ediciones de la Universidad Complutense de Madrid, 1997, y El 23-F sin máscaras : primera interpretación histórica, Editorial Fénix, 2007) o Juan Blanco Ortega (23-F: crónica fiel de un golpe anunciado, Fuerza Nueva, 1995), que han sido desestimado por muchos historiadores o analistas, pero que están ahí.

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