Escribir sobre el 23-F es meterse en un avispero. Como ha ocurrido con el asesinato de Kennedy, o con los grandes atentados fascistas de Italia en el periodo 1969-1984, se trata de sucesos cuya parte visible es tan solo la punta del iceberg. La tentación de especular sobre la gran masa que permanece sumergida resulta irresistible. Como además este tipo de sucesos contiene flecos sueltos, indicios equívocos, casualidades, incoherencias, etc., la imaginación pueda echar a volar, formando teorías muy complejas de naturaleza conspirativa. De ahí que Jordi Évole pudiera jugar con los telespectadores en su ya célebre programa Operación Palace...
29/04/2014
Ignacio Sánchez-Cuenca