jueves, 18 de junio de 2009

Sónar arranca con una edición en la que brillan los excelsos Animal Collective y la resucitada Grace Jones

What's Sónar? Barcelona’s International Festival of Advanced Music and Multimedia Art from Sónar on Vimeo.

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El Cultural / Juan Sardá

La electrónica ha muerto. ¡Viva la electrónica! El Sónar vuelve a la carga con tres días cargados de música, baile, vanguardia y, por qué no, fiesta. Hoy mismo arranca una programación que, durante tres días y dos noches, llenará Barcelona de los sonidos más modernos del momento. El Sónar de día, localizado en los aledaños del CCCB, en pleno corazón de la ciudad, tiene hoy mismo como gran estrella a Luomo, el productor finlandés que comenzó como renovador del house y hoy se mueve en la experimentación techno sin olvidar sus raíces. Su nuevo álbum, Convivial, permanece fiel a su estilo con una línea de teclados lisérgica que se funde con ritmos cercanos al pop y la aportación vocal de Johana Livanainen. Otra estrella del día son los inmensos Konono N 1, combo que mezcla los sonidos más típicamente africanos con drumnbass y toques de electrónica. Y no hay que desdeñar a Institut Fatima, una pareja de alemanes que se mueven en el terreno del minimal techno cercano a la experimentación. Y la estrella nacional es Joe Crepúsculo, quien con dos álbumes se ha revelado como el gran referente del techno pop hispánico con raíces en la movida madrileña.



A partir de aquí, las estrellas del Festival serán nombres de nuevo cuño como Fever Ray, The Sight Below o Little Boots junto a clásicos como Jeff Mills, santo y seña del Festival, Orbital, una resucitada Grace Jones o los siempre excelsos Animal Collective, quizá el grupo más esperado del certamen. Por partes. El viernes, en el CCCB, conviene no perderse el
set de Mark Jones, quien hará una selección de lo mejor del catálogo de Wall Of Sound, mítico sello de techno; o a los nacionales Tarántula, cuyo pop oscuro y undeground es de lo mejor del momento; tampoco conviene perderse a Michacu & The Shapes, hacedores de un techno pop gamberro y falsamente naïf con toque intelectual y bizarro; o a los británicos Goldie Locks, una mezcla imposible pero posible entre Lilly Allen y The Streets, o sea, hip hop recitado por una voz femenina y pija. Hay más sorpresas el viernes por la tarde como el fantástico Omar Souleyman, quien mezcla sonidos de ascendencia árabe con electrónica.

Y el viernes por la noche, comienza la fiesta con mayúsculas y acento vanguardista. Todo un clásico del Sónar como Richie Hawtkin, aka Plastikman, hará vibrar el recinto de L
’Hospitalet con un set de techno, house y electrónica festiva que ya es un hito de la historia de la electrónica. Será también el momento de Little Boots, una británica que recuerda a Kylie Minogue en su pop bailable aunque lo mezcle con una línea de bajo subversiva; y atentos a los fantásticos Buraka Som System, un combo nigeriano que demostrará en el escenario por qué en ese continente está el futuro de la electrónica, lo suyo es puro funk abigarrado y desgarrador, hip hop abstracto con un bombo atronador; y el electro del francés Sebastian le da una nueva dimensión al género con una base de bombo clásico y unos arreglos retrofuturistas que remiten tanto a los pioneros Afrika Bambaata como a los modernísimos Animal Collective. Francés y maestro del electro también es Don Rimini, cuyo dj set a última hora de la madrugada promete convertir el recinto en una rave posmoderna y galáctica. Será el momento también de asistir a la resurrección de Grace Jones, musa de los 80 que vuelve al ataque.


La vanguardia nunca muere

El sábado el Sónar de Día estará dominado por la vanguardia más incorruptible. Como Alva Noto, artista alemán que concibe sus actuaciones como una instalación artística en la que es tan importante su minimal techno experimental, donde procura llegar al límite, como los visuales que le acompañan; o el holandés Byetone, que le da un nuevo sentido al techno industrial y el ruidismo puro y duro; y para descansar de tanta experimentación, lo mejor es dejarse caer por el show de James Pants, un texano que mezcla el soul con el disco con resultados extraordinarios, es pura ironía posmoderna; hay más, como Penca Catalogue, que mezcla de forma desacostumbrada y sorprendente los sonidos típicamente indie (léase Pavement) con la herencia del 2 step británico, para entendernos, el rave británico de los 90. Y todo un clásico del surrealismo como Pau Riba demostrará junto al grupo Mil Simonis por qué la vanguardia nunca muere.

Y el sábado por la noche llega el desembarco de los grandes nombres del Sónar. Empezando por el set de Jeff Mills, patrón del certamen ya que desde hace más de una década es el cabeza de cartel. Su techno recio de Detroit es el icono más reconocible de la electrónica; otro clásico, Ángel Molina, maestro de los platos y santo y seña del techno machacón y bailable en nuestro país; o Carl Craig, sobran las palabras, pionero del techno y compañero de cuitas de Mills: y las dos actuaciones quizá más esperadas. Por una parte, Animal Collective, quienes han convertido la herencia pop de The Beach Boys para elevarlo a la abstracción electrónica a la enésima potencia, lo suyo es puro baile, experimentación y vanguardia. Y allí estarán los inmarchitables Orbital, quienes llevan marcando el compás de la pista de baile desde los 90 y regresan a la carga tras un lustro de silencio. Pioneros de la electrónica y la utilización de audiovisuales, su techno melódico y saltarín nunca falla. Y menos conocidos pero muy recomendables son Crystal Castles, cuya música se adscribe al novedoso género del chiptune, inspirado en los ritmos de los videojuegos primitivos. Una recomendación final, Beardyman, británico que ironiza sobre la electrónica en clave experimental y gamberra.

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