viernes, 21 de agosto de 2009

«Vivimos un deslenguamiento absoluto»

21 Agosto 09 - texto: MANUEL CALDERÓN fotos: CIPRIANO PASTRANO, La Razón.
Después de once años de trabajo, la Real Academia Española, que dirige Víctor García de la Cocha, está dando los últimos detalles para dar a imprenta el original de la nueva Gramática de la lengua española que en su versión de referencia tedrá 4.200 páginas en dos volúmenes.
-La RAE trabajando a destajo y aquí cada uno habla como le da la gana.
-Es que el lenguaje lo hace el pueblo. Esta gramática va a sorprender porque toma los ejemplos, unos veinte mil, del lenguaje vivo. La gramática quiere captar el español de hoy.
-¿Y cómo se habla hoy?
-Estamos en una etapa absolutamente deslenguada, malhablada, que no es la primera vez que se produce. Doña Emilia Pardo Bazán se refería en «Insolación» a lo mal que se hablaba, con esa forma aflamencada... Ahora, creo que como consecuencia de una oscilación pendular y roto el corsé de todo tipo, se traduce también en que señoras mayores que jamás dirían «¡de puta madre!» dicen «¡pues esto es de puta madre!».
-Pues parece que ese deslenguamiento es incorregible.
-Las modas son transitorias, por definición. Lo que pasa es que quedarán locuciones relativamente arraigadas. ¿Recuerda que en los años 70 se puso de moda la palabra «carroza»? «Esta persona es un carroza», se decía. ¿Quién dice hoy que una persona es un carroza?
-Los muy carrozas...
-Nadie... Por lo tanto esas jergas son efímeras y esa moda de deslenguamiento, de «tío», «tía», «joder»..., llegará un momento en que pasará de moda.
-Veamos en el diccionario. «Carroza»: «adj. coloq. viejo». ¿La RAE no va muy rápido en incluir nuevas palabras?
-No lo creo. Primero, la Academia no incluye un término hasta que no han pasado seis años y tenemos una documentación escrita sobre su difusión. Segundo, la Academia es una notaria que debe marcar con un signo lo que es coloquial y vulgar, pero no ignorarlo cuando lo emplea todo el mundo.
-Abro el diccionario al azar y sale la palabra «oncijera»: «Lazo para cazar oncejos». ¿Cuánto tiempo le queda de vida?
-Depende de la documentación literaria que tenga. La norma es que si esa palabra ha dejado de usarse, por ejemplo a comienzos de siglo, tenga la marca de poco usada. Aquí no se pierde nada. Si una palabra sale del diccionario, pasa al diccionario histórico.
-¿Las palabras se mueren?
-Horacio decía que las palabras son como las hojas de los árboles, unas mueren y otras rebrotan.
-Miré la última palabra del diccionario, edición 2001, y me dio pena: «zuzón».
-¿Zuzón? Miremos... «Hierba cana». Pues que sea una hierba cana precisamente sí que da pena. No es para llorar, el diccionario debe conservar palabras que nos permitan la lectura de determinados textos.
-El académico Francisco Rico dice que pedir «una segunda taza de cafe (y no otro café) es que ya no se habla castellano sino que se recurre a un artefacto ajeno». ¿Es para tanto?
-Veo a don Francisco Rico convertido en un normativista, que también lo es, y no es muy frecuente, porque cuando él presenta papeletas en el pleno suelen ser de términos muy vivos, de la calle.
-¿Qué papeleta suya le gustaría que fuera aceptada?
-Tengo una lista de palabras, pero no son especiales. Me gustan las palabras que tienen un sabor latino. Por ejemplo, «consentáneo», que quiere decir «acorde con».
-Hay grupos de presión o, perdone el anglicismo, «lobbys» que presionan para introducir determinadas palabras.
-Sí, pero sobre todo para quitar. Durante bastante tiempo tuvimos la presión de grupos judíos. Evidentemente, la literatura española del siglo de oro está cuajada de expresiones antijudías, que entonces pudieron tener sentido pero que después han pasado al léxico popular. «Judiada», por ejemplo, está lexicalizada: conserva la cáscara de la palabra pero no su significado. En mi familia, por la parte de mi mujer, en la zona de León «judiada» es utilizadísima, pero nadie piensa ya en los judíos.
-¿Y lo cambiaron?
-Se lo miro en un momento. Eh... «Acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos». ¿Se puede quitar del dicccionario? No, porque todavía está viva. ¿Qué haríamos entonces para leer a Quevedo?
-Hay ahora una corriente de opinión feminista más difusa dispuesta a limpiar, con perdón, los términos llamados sexistas.
-¡De difusa, nada! Es una corriente perfectamente organizada, que no se da sólo en España, también internacionalmente, y la tesis que defiende es que hay que forzar para que en el lenguaje haya una igualdad entre hombre y mujer. Lo que ocurre es que en esa militancia se producen exageraciones porque se confunden sexo con género gramatical. O llevarnos a decir: «Voy a ir a ver a mis hijas y a mis hijos...». Hay una lucha entre ese frente organizado y una muy ancha base social que se resiste.
-¿Se acabará incluyendo la palabra «matrimonio» para referirse a uniones entre personas del mismo sexo?
-Si fuera un diccionario jurídico, se debería recoger un nombre, pero como es un diccionario general y de América quizá lo pensaremos para futuras ediciones.
-Y aprovechando que tienen encima de su cabeza a Santa Teresa...
-... una mujer a la que amo.
-... ¿qué diría ella?
-Es complejo, porque ella les decía a sus monjas: «Os quiero muy varonas». Quería mujeres fuertes. Lo que quería no era la mujer melindrosa. Fue una verdadera creadora de lenguaje, no sólo en España, sino en Europa, donde tuvo más influencia... Su final en Españal fue tremendo. Ella es la primera persona que logra expresar en lengua española la experiencia interior.
-Examine a Zapatero y Rajoy. ¿Cómo hablan?
-Je, je, je... Rajoy es un registrador de la propiedad y Zapatero, un profesor de derecho político, que le llevó muy pronto a la política y la política tiene una lengua propia. Y Rajoy es más discursivo, más en la línea del jurista que analiza hechos, mientras que Zapatero es más dado a utilizar eslóganes.
-¿Podrían progresar adecuadamente?
-Sí, pero cada uno sabe la eficacia de su lenguaje.
-¿Qué palabra no soporta oír?
-Estoy harto de una palabra que se ha hecho universal, que es «complicado». Ahora todo es complicado. El planteamiento de un partido de fútbol es complicado, la situación de un jugador es complicada... También puede ser compleja, difícil, laboriosa.
-Pensaba que era peor proyecto. Los equipos de fútbol también tienen proyectos...
-Bueno, es que eso ya es un proyectil... Todos tienen un proyecto y además complicado.


Mucha lengua y poca gramática
La última Gramática de la Academia era la versión popular de 1931 que en realidad reproducía la de 1925, que a su vez repetía la de 1917 con un capítulo más. Desde entonces hasta ahora el mundo ha cambiado mucho y los estudios gramaticales, también. El español es la única lengua europea que carece de una gramática de dimensiones importantes, no sólo por páginas sino por ser trabada y pensada, como el francés, alemán e inglés. Y, por otra parte, había que hacer una gramática del español total, no sólo del español de España. El 31 de agosto la RAE la entregará a la imprenta.

"une Nation d’illettrés"

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