Carlos Arias Navarro, entonces presidente del Gobierno, anuncia el 20 de noviembre de 1975 a todos los españoles la muerte de Franco. Muy emocionado, Arias lee el testamento político del dictador antes de proferir con voz quebrada un ¡Viva España!. (RTVE)
“GRACIAS
Después de treinta y nueve años, su mano ha
abandonado dulcemente el timón de España. El barco se ha quedado quieto,
sobrecogido, en medio de un mar de lágrimas. Se ha desatado de repente, una
marea viril y salada en millones de ojos. Si el odio está, como dicen, en la condición humana, os doy los cinco dedos de la mano de un niño, la mano de la inocencia, para que lo contéis. Francisco Franco está ya subiendo las
impresionantes gradas que conducen hacia Dios y ante la Historia. Sin escolta,
sin oropeles, sin fanfarria, sin siquiera la mínima sombra de un cornetín de órdenes. Va despacioso, humilde y un poco encorvado
porque no lleva las manos vacías. Guarda –sospecho- cinco palabras en su boca.
Pueden ser estas: “Sin novedad, Señor, en
España.Hoy, aquí, en esta menuda parcela de grandes lealtades, se ha escrito mucho de Francisco Franco; se han agotado, pienso, todas las palabras sobrias, sentidas, frescas como el rocío, centelleantes como el rayo coronario que acabó con la vida de un español para quien el idioma reclama una próvida cosecha de inéditos adjetivos. El Director, con los ojos secos para no
inundar esta blanca, triste, indefensa cuartilla, se ha reservado para Francisco
Franco, en el adiós, una sola palabra:
gracias.”
Cristóbal
Páez
Editorial del periódico “Arriba” tras la muerte de Franco, 21 de noviembre de
1975
