miércoles, 27 de febrero de 2013

"Goytisolo, un poeta de perfil".


José Agustín Goytisolo recitaba sus poemas de perfil. No era el suyo un desplante al flash, porque cuando José Agustín recitaba en las aulas de las universidades lo hacía casi a escondidas, introducido por las puertas traseras, rodeado del recelo de bedeles y decanos digitarios y simplemente respaldado por la minoría de estudiantes que en los años cincuenta o sesenta creían, firmemente creíamos, que la poesía era un arma de combate, que la poesía era un arma... "cargada de futuro", según la felicísima infeliz expresión de Gabriel Celaya.
José Agustín Goytisolo recitaba sus poemas de perfil en un subrayado corporal perfecto de una poesía desafiante, de una poesía que reclamaba al toro, ¡eh, toro!, para burlarle en el momento de la embestida o aceptar la evidencia de las declaraciones en sótanos, a media luz, crispado polvo secreto y voces agrias la madrugada en los subterráneos del franquismo. José Agustín era el autor de un poema-manifiesto que resume una propuesta de renovación ideológica y estética en la literatura española de los cincuenta. Se trata del poema "Los celestiales", denuncia de la poética oficial entre el Pinto y el Valdemoro de un Garcilaso de la Vega con el ademán impasible y la panda de poetas necrófilos oficiales alimentados con todos los cadáveres políticos del Imperio. Por aquel entonces los poetas eran los encargados de presentar enmiendas a la totalidad al Régimen, ignorantes de que cuando cayera el Régimen se les iba a perdonar menos que en vida del franquismo.
En efecto, ha habido como un intento precipitado y burdo de "historificar" a los llamados poetas sociales por vía del adjetivo, sin atender a la sustantividad de su poesía, de un código poético que cumplió con todos los requisitos de lo que debía ser vanguardia estética en los años cincuenta. El lenguaje "realista", descarnadamente enunciativo aunque carnosamente neorromántico de Goytisolo, era una violación del lenguaje poético establecido o del permitido. El establecido era el lenguaje poético-imperial; el simplemente permitido era un surrealismo simbolista o un simbolismo surrealista autárquico destinado, como mal menor, a suplir los vacíos y mellas dejados por la exilada poesía de la llamada generación del 27. Goytisolo, como la mayoría de los poetas destacados de su promoción, era un poeta de vanguardia, un poeta que irrumpía con la piqueta demoledora de los lenguajes oficiales.
Hay que recordar este hecho porque tal vez así les sea más difícil a los estetas enterrar una importante aportación a una Estética general, histórica, acumulativa por lo tanto, en la que los bandazos del gusto son tigres de papel de periódico destinados a amarillear y a olvidarse. La poesía de Goytisolo concierta con una aspiración intelectual puntera en los años cincuenta, la aspiración de la construcción de un nuevo humanismo en el que marxismo y existencialismo ponían letra y música. Tampoco era una propuesta ideológica limitada a dar una alternativa al franquismo. Aspiraba a dar una alternativa a la barbarie latente en un mundo en el que las guerras sofisticadas habían arruinado cualquier humanismo idealista:

Tu destino está en los demás
Tu futuro es tu propia vida
Tu dignidad es la de todos,

trata de comunicarle Goytisolo a su hija y no se trata de un resumen en clave de una consigna comunista, sino de una propuesta de reconstrucción de la razón humana válida hace treinta años y válida dentro de treinta años. La ideología no es un valor añadido gratuito en toda propuesta estética. La ideología es un material más sometido al rigor del tratamiento poético y en Goytisolo suele aparecer con una gran economía de intenciones, con una gran humildad histórica que el poeta reconoce al decir que tal vez se ha limitado a soñar un mundo al revés, en el que los lobos son buenos y los corderos unos auténticos hijos de puta.
Goytisolo se asomó alguna vez al balcón de la épica para recitar a masas inexistentes. Alguna vez Pero en el conjunto de su poesía pesa precisamente todo lo contrario, la asunción del relativo poder de la palabra y la propuesta de utilizarla para enseñar a querer y a vivir. Por eso Goytisolopes un gran poeta intimista que se revela en sus versos familiares: la madre muerta, la mujer en cuyos brazos quisiera morir, la hija a la que ha de enseñar a vivir a pesar de su propio escepticismo:
Tendrás amor
Tendrás amigos,
le propone a Julia en los años sesenta, dibujándole el único programa vital sensato al alcance de un padre y que hoy incluso nos puede parecer excesivamente ambicioso.  La selección de Goytisolo que hoy prologo contribuirá si duda a crear un nuevo misterio ¿Por qué Goytisolo recitaba sus poemas de perfil? A partir de la lectura de estos poemas y canciones se ha de llegar a la conclusión de que lo hada para ofrecer menos carnaza a la bestia.
¿A qué bestia? ¿Me preguntas?

M. VÁZQUEZ MONTALBÁN Prólogo a Palabras para Julia y otras canciones (ed. Laia)

"une Nation d’illettrés"

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