lunes, 5 de noviembre de 2018

Luz sobre la dictadura de Primo de Rivera

Julio López Íñiguez sintetiza el origen de la extrema derecha corporativa y dictatorial de la España del siglo XX en su libro ‘La Unión Patriótica y el Somatén valenciano”
ANDREU NAVARRA
Menos espectacular que otros períodos históricos cercanos, como la Segunda República, la Guerra Civil o el franquismo, la dictadura de Primo de Rivera resulta fundamental para comprender la metamorfosis de la derecha conservadora española de origen canovista en la extrema derecha alfonsina iniciada en 1930 y desarrollada en las décadas siguientes. Como muy bien observa Julio López Íñiguez, autor de La Unión Patriótica y el Somatén valencianos (1923-1930), que acaba de publicar la editorial de la Universidad de Valencia, el núcleo y el nexo de todo ello fue el maurismo, la “revolución desde arriba” practicada por una escisión del viejo partido conservador que llenó muchos espacios vacíos de la Unión Patriótica primorriverista, y le fue dando el aspecto extremista con el que llegaría a 1930.
Solo estudiando a figuras secundarias de los partidos políticos se accede a su verdadera historia: es el caso del marqués de Sotelo, que lideró la Unión Patriótica desde sus inicios y, desde 1927, en el municipio de Valencia. Reconstruyendo sus epistolarios y circulares podemos reconstruir las entrañas reales de aquellas dinámicas y funcionamientos, más allá de especulaciones morales que parecen muy sólidas pero que únicamente distorsionan lo que ocurrió.

La unión del confesionalismo más extremo con el militarismo más paternalista está en el origen mismo del nacionalcatolicismo franquista tal y como fue diseñado en 1937. Los upetistas (y la dictadura que encarnaban) apostaron fuerte por encuadrar a católicos de base, utilizando la religión como banderín de enganche. También demonizaron activamente a los opositores a la dictadura, tildándolos de malos españoles. Porque, lo ilustra muy bien el libro, de lo que se trataba era de convocar bases populares para el proyecto de reforzar la monarquía de Alfonso XIII. Ese había sido el sueño del maurismo: lograr una derecha moderna, capaz de reunir tras sus siglas a amplias capas de población de mentalidad conservadora. En este sentido, las figuras de Calvo Sotelo (ministro de Hacienda) y Eduardo Aunós (cartera de Trabajo) resultan fundamentales a la hora de echar un vistazo sobre los fundamentos teóricos de la dictadura. Y todo esto, claro está, con el violento Martínez Anido garantizando la represión en las calles. Eduardo González Calleja lo dejó claro en su imprescindible estudio de 2005 La España de Primo de Rivera (Alianza). López nos invita a prestar atención a otro personaje clave de la derecha del período republicano, cuyo ensayo general fue el upetismo: Antonio Goicoechea, fundador de Renovación Española. De algún modo, junto a estos políticos e intelectuales, entre los que figuró Maeztu, se fueron fraguando los núcleos monárquicos posteriores a 1931. Tanto Maura como Goicoechea partían de una misma convicción: el pueblo español era mayoritariamente derechista. Y es que falta una monografía seria y documentada sobre Goicoechea.(seguir leyendo en ctxt).

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